domingo, 19 de abril de 2015


RELACIONES FAMILIA Y ESCUELA

Si nos basamos en hechos objetivos, las familias (padres) intervienen dentro del ámbito escolar en el Consejo Escolar principalmente y a través de asociaciones de madres y padres (AMPA’s). Pero no solamente nos referimos a las dificultades en las relaciones dentro de los órganos de gobierno de la escuela, sino que engloba todo lo concerniente a la interacción de las familias con la escuela y viceversa.

Existen estudios que indican las premisas que solicitan los padres, las familias, para sus hijos (CEAPA, 2004). Algunos de ellos son los siguientes:

·         Un sistema educativo de calidad que cuente con la financiación necesaria para poder cubrir todas las necesidades materiales y profesionales que necesitan los niños.

·         Un sistema educativo competente a nivel europeo, en lo que respecta a la preparación y capacitación técnica de los alumnos, disminuyendo los porcentajes de fracaso escolar.

·         Los padres quieren que las escuelas preparen a sus hijos para el desenvolvimiento profesional adecuado y ofrezcan garantías de poder entrar en el mercado laboral desempeñando un puesto de trabajo “acomodado”.

·         Se busca una escuela en la que se lleve a cabo un verdadero trabajo en equipo del profesorado, convirtiendo al centro en un conjunto y  no en una suma de acciones de aula; y en la que haya un seguimiento más individualizado de los alumnos y una auténtica labor de orientación educativa, cubriendo las necesidades de todos y cada uno de los alumnos.

·         Los padres quieren que se revisen los contenidos curriculares y que éstos se orienten hacia la formación de ciudadanos cultos y críticos.

·         A pesar de que en las últimas décadas el debate escolar ha priorizado el cómo de la labor educativa, los padres consideran que la metodología suele ser excesivamente mecánica, masiva y uniforme, recurriendo en la mayoría de aulas al seguimiento del libro de texto. Por lo tanto, se demanda también una revisión de las metodologías, valorando muy positivamente procesos de enseñanza-aprendizaje innovadores, participativos e integrales.

·         Unido al debate sobre el contenido y las metodologías, debemos plantear la necesidad de una reflexión acerca de las finalidades que persigue el sistema escolar, apostando por una mayor  calidad educativa en beneficio del alumnado.

·         Los padres desean un sistema escolar flexible en su estructura y organización que se amolde a los cambios sociales y familiares experimentados.

·         Por último, los padres y madres esperan que “la nueva reforma consolide la democracia en los centros educativos, lo que no solamente consiste en recuperar las competencias de los consejos escolares, sino también en convertirlos en órganos operativos y eficaces” (Martínez Cerón, 2004a, p. 18).

 

Todas estas premisas (o casi exigencias) que las familias solicitan, así como el tiempo y/o interés que se tiene para que las relaciones sean más llevaderas, hacen que se genere una serie de dificultades que pueden ser resumidas de la siguiente manera (García-Bacete, 2003):

 

COMO PADRE-MADRE

·         problemas de horario o trabajo

·         ¿dónde dejo a mis hijos cuando tengo que asistir a una reunión escolar?

·         vivir lejos de la escuela

·         falta de conocimientos suficientes sobre la escuela, los métodos educativos, etc.

·         algunos profesores se sienten amenazados y actúan a la defensiva

·         el niño puede sentirse intimidado ante nuestra presencia en la escuela la escuela no atiende nuestras sugerencias, los profesores creen que “saben lo que nos conviene”

·         en ocasiones el centro o la dirección no apoya las iniciativas de los padres

·         no entendemos el lenguaje que maneja la escuela (p. e., PCC, PGA)

·         el corporativismo entre profesores

·         el consejo escolar y la AMPA pueden moverse por intereses particulares o partidistas

·         nuestros representantes en los consejos escolares realmente no nos representan

·         no confiamos en nuestras propias capacidades

·         nos frustramos porque sentimos perder el control de la vida de nuestros hijos en favor de la escuela, lo que nos genera inseguridad e incertidumbre

·         existen problemas de comunicación entre familia y escuela en situaciones de crisis

COMO PROFESOR

·         los padres utilizan la escuela como si fuera una guardería

·         la falta de interés de los padres

·         algunos padres adoptan una actitud a la defensiva

·         pocos padres colaboran: “siempre están los mismos”

·         la IP supone un gran esfuerzo para el profesor (organizar reuniones,...)

·         falta de habilidades de comunicación en los profesores, lo que les genera ansiedad

·         problemas de horario

·         la situación personal de los profesores (p. e., hijos enfermos)

·         las ideas dominantes del centro chocan con mis iniciativas de IP

·         la política educativa puede estar interferida por determinados intereses

·         la idea de que las decisiones escolares competen exclusivamente al personal escolar

·         algunos profesores no respetan la cultura de los padres

·         la idea de que la participación de los padres debe limitarse a los aspectos más tradicionales

 

Para terminar este análisis, se recogen una serie de estrategias y acciones para promover la implicación parental en ámbito escolar.

·         Partir de la consideración de familias y docentes como iguales, reconociendo y valorando, desde la escuela, la contribución que las familias realizan al proceso educativo, por lo que se plantean un trabajo cooperativo en un clima de diálogo y confianza mutua, asumiendo que los padres deben tomar parte en las decisiones importantes de la escuela, como la formulación de los objetivos o el proyecto educativo del centro.

·         La escuela debe adoptar un papel proactivo más que reactivo ante la colaboración. Los centros trabajan para conseguir la implicación de las familias y de las personas, grupos u organizaciones del entorno que puedan ayudar a los estudiantes a tener éxito.

·         Tratar de superar el enfoque tradicional en el que solo participan algunos padres. Desarrollan acciones para conseguir la implicación de todos los padres, considerando que todos ellos tienen voz y que todas las voces deben ser escuchadas. Ello supone que es necesario trabajar específicamente con algunas familias, atendiendo a sus particulares circunstancias.

·         Plantear la colaboración de los padres de alumnos de todas las edades, evitando que únicamente se impliquen los padres de los más pequeños, como sucede con frecuencia. Para ello diseñan fórmulas de cooperación adaptadas a las distintas etapas educativas.

·         Dedicar tiempo y esfuerzo a motivar y a formar a todos los sectores implicados. Las familias, el equipo directivo, los docentes y el resto de la comunidad educativa entienden la necesidad y la utilidad de la colaboración, conocen sus beneficios y encuentran sentido a la misma. Además, todos ellos reciben la formación necesaria para que la colaboración sea eficaz.

·         Plantear la colaboración con las familias más como una cuestión de calidad que de cantidad, por lo que no tratan de llevar a cabo un amplio conjunto de actividades inconexas, sino que realizan una planificación estratégica dirigida a profundizar en formas de colaboración realistas y flexibles, así como susceptibles de adaptarse al cambio para perdurar en el tiempo.

 

Estas características pueden orientar, en términos genéricos, el diseño de programas eficaces de implicación parental y han sido recogidas en las recomendaciones de mejora para el caso español formuladas por la Junta de Participación de los Consejos Escolares Autonómicos (Consejo Escolar del Estado, 2014).

 

Sin embargo, cada realidad plantea sus propias exigencias, por lo que no existe una fórmula única para alcanzar buenos resultados, sino que será necesario diseñar, desde planteamientos innovadores, modelos concretos de colaboración que permitan que escuelas, familias y comunidades trabajen unidos hacia una meta común.

 


 

BIBLIOGRAFÍA.

 

-          CEAPA (2004). ¿Qué sistema educativo queremos?. Revista de padres y madres de alumnos, nº 80, Noviembre – Diciembre 2004. CEAPA.

-          Consejo Escolar del Estado (2014). La participación de las familias en la educación escolar. Madrid: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Recuperado el 15 de abril de 2015 de: http://www.mecd.gob.es/dctm/cee/encuentros/23encuentro/23encuentroceaedocumentobase2015.pdf?documentId=0901e72b81cba426

-          García-Bacete, F.-J. (2003). Las relaciones escuela-familia: un reto educativo. Infancia y aprendizaje, vol. 26, nº. 4, pp. 425-437. Recuperado el 15 de abril de 2015 de: http://lnx.educacionenmalaga.es/valores/files/2011/12/Relaciones-escuela-familia1.pdf

-          Martínez Cerón, G. (2004a). La participación de los padres: una asignatura pendiente en el documento para el debate educativo. Revista de padres y madres de alumnos, nº 80, Noviembre – Diciembre 2004. CEAPA.